El pasado 18 de enero el colegio estuvo de fiesta. Es la fecha del aniversario de la Congregación de Misioneras Agustinas Recoletas, «las monjas» del cole.

Más concretamente del día en el cual fue aprobada por Roma allá por el año 1947. Nuestra madre la Iglesia reconocía un nuevo don del Espíritu Santo en servicio del mundo, por medio de nuestros fundadores: Monseñor Francisco Javier Ochoa, obispo Agustino Recoleto, misionero en China a principios del siglo XX y las monjas Agustinas Recoletas, Esperanza, Ángeles y Carmela. (La primera en proceso de beatificación y las dos segundas granadinas)

Los profesores del Departamento de Pastoral del Colegio adaptaron y pusieron voz al ideal que nos dejaron estos valientes seguidores de Jesús, y nos lo compartieron con toda la comunidad educativa en la oración de la mañana:

Monseñor Fco Javier Ochoa: «Llevo ya muchos años por tierras chinas. El Señor me trajo aquí a dar la Buena Noticia del amor de Dios y ser luz en medio de tanta pobreza. Cada día, son muchas las necesidades con las que me encuentro y que sufren los niños, mayores y ancianos. Es por ello, por lo que os pido que recéis y escuchéis vuestro corazón, el Señor os necesita y yo estaré muy feliz de recibiros y de que me acompañéis en esta preciosa Misión».

Madre Esperanza, Madre Ángeles y Madre Carmela: «Nos alegra profundamente el corazón sus palabras. A la vez, supone para nosotras un gran gozo el que haya pensado que nuestras humildes manos puedan colaborar y servir de ayuda para construir un mundo mejor allá en China. Atendiendo a su llamada y a la voz del Señor, tenemos a bien, con el permiso de nuestras superioras, responder con un SÍ, sencillo y humilde, a su petición. Desde ya, rezamos por esta intención ofreciendo nuestras vidas, y nos encomendamos a nuestra Madre de la Consolación para que nos cuide y nos proteja».

Oración que todos rezamos juntos:

Gracias Señor por la vida de todas las Hermanas Misioneras Agustinas Recoletas, que siguiendo el ejemplo de Madre Esperanza, Madre Ángeles y Madre Carmela, dóciles a los dones del Espíritu, han sabido responder con generosidad a tu llamada. Te pedimos, que su testimonio nos aliente también a nosotros, a ser instrumentos de misericordia en medio del mundo. Reina y Madre de la Consolación, ruega por nosotros.
¡GRACIAS PROFES POR VUESTRA MISIÓN COMPARTIDA, ORIGINALIDAD, Y CARIÑOSA FELICITACIÓN!