El pasado día 29 de abril los alumnos de Tercer ciclo de Educación Primaria disfrutamos de una apasionante jornada en la ciudad de Córdoba acompañados de los guías turísticos, los monitores de Junior Travel y nuestros tutores.

Un madrugón viajero

El sol nos saludó mientras abandonábamos nuestra provincia por la N-432. Hicimos una breve parada en Estación de Luque, donde descubrimos una estación de tren dedicada a la restauración frente a la que transita la Vía Verde de la Subbética en la actualidad. Rápidamente retomamos nuestro viaje hacia la capital cordobesa, ansiosos por llegar.

Alumnos de 5º en la parada en Estación de Luque, camino de Córdoba.

Alumnos de 5º en la parada en Estación de Luque.

Llegamos a Córdoba por el puente de San Rafael, nos pusimos el peto rojo identificativo de Junior Travel (el cual nos iba a acompañar todo el día), descendimos del autobús y desayunamos en pleno centro, junto al Molino de la Albolaifa, oteando patos y peces en el río Guadalquivir.

Conociendo Córdoba

Tras recargar las pilas, rodeamos la Mezquita-Catedral y nos sumergimos en su Patio de los Naranjos. Allí nos organizamos grupos por cursos y escuchamos a los guías, quienes nos introdujeron en la maravillosa historia del edificio, historia viva de la vida en la ciudad y en el país. Después, nos adentramos en la joya de Córdoba: la Mezquita-Catedral.

De la Mezquita nos sorprendió su teología, nacida como refugio en un «oasis de palmeras»; de la Catedral, su contraste y su altura. Lo que más nos tuvo ocupados, sin embargo, fue la gran cantidad de nichos y tumbas que se entremezclaban con el suelo, enfrascándonos en una lucha entre no pisarlos y entender las inscripciones que en ellos había.

Junto a la estatua de Maimónides en la judería de Córdoba.

Los alumnos de 6º posan en la judería junto a la estatua de Maimónides.

Una vez abandonada la mezquita-catedral nos dirigimos a la judería y nos perdimos en sus calles, callejones sin salida (también llamados adarves) y patios. La Calleja del Pañuelo y la Calleja de las Flores nos descubrieron el romanticismo y la primavera en una ciudad blanca y henchida de cordobeses y turistas (italianos, chinos, franceses, ingleses… un buen lugar para practicar el saludo plurilingüe). Después visitamos la sinagoga (reconvertida en parvulario durante el siglo XIX) y un patio cordobés típico. Este último, cuajado del flores, nos apabulló con su colorido.

A continuación, oteada la judería y su conjunto, callejeamos de vuelta al río y aprovechamos para comprar algún que otro recuerdo de nuestra visita. Nos fue grato descubrir algunas cruces que ya iniciaban la fiesta del próximo 3 de mayo.

Comida y descanso

Juntos todos de nuevo, cruzamos el río Guadalquivir atravesando el Puente Romano. Su estructura y las vistas fueron motivos de curiosidad, aunque sin duda lo que más nos atrajo fue encontrarnos con un gaitero asturiano a mitad de la travesía.

Una vez llegamos al Restaurante El Mirador, nos repartimos en mesas y esperamos impacientemente a que los camareros mitigaran nuestra ansia por devorarlo todo (pocos panes sobrevivieron completos antes de la llegada del primer plato). El menú (sopa de arroz, pollo con patatas y natillas caseras) recargó nuestras baterías y, tras un rato agradable charlando con los compañeros, dimos un paseo por el parque contiguo al río para bajar la comida.

Tras este merecido descanso cogimos de nuevo el autobús para recorrer los 10 km que nos separaban de la Madinat Al-Zahra.

Desmontando la ciudad

Al llegar entramos en el Centro de Interpretación de la Madinat Al-Zahra, donde visionamos un premiado vídeo que gracias a la ayuda de las imágenes creadas por ordenador nos permitió entender cómo era el conjunto arqueológico en su época de máximo esplendor y conocer las funciones de sus principales estancias.

Alumnos escuchando a la guía.

Los alumnos de 6º observan el yacimiento de la mezquita en la Madinat Al-Zahra mientras escuchan las explicaciones de la guía.

A continuación tomamos el bus-lanzadera, que nos trasladó hasta el yacimiento arqueológico de la Madinat Al-Zahra. Allí volvimos a a organizarnos en dos grupos para visitar el conjunto monumental. Nos llamaron la atención las diferencias que había entre las partes originales y las restauradas, que hacían que fuera fácilmente reconocible la antigüedad y el estado de conservación de las distintas partes del monumento.

Durante casi dos horas nos perdimos por el monumento, callejeando por las estrechas calles e imaginando (como en el vídeo que habíamos visto) a los embajadores cristianos siendo deslumbrados por la ostentosa magnificencia del Califa Abderramán III.

Vuelta a casa

Tras la visita al yacimiento merendamos esperando el bus-lanzadera. Después nos montamos (esta vez sin otros turistas acompañantes) en el mismo e hicimos un rápido trasbordo a nuestros autobuses.

El viaje de vuelta por la A-45 y la A-92 se nos hizo relativamente corto. Intentamos dormir, aunque casi ninguno lo conseguimos. Demasiadas anécdotas en un sólo día. Tantas, que no queríamos dejar que nuestros párpados adormilados las difuminaran.

P.D. En breve se habilitará un enlace en el que se podrá ver un album más completo de fotos de todo el día.